¿ Porque las hijas de Oshún y Yemayá no deben cortar mucho su pelo?
Según nos muestra una leyenda en que Oshún, la bella entre las bellas, era una reina muy rica que presumía de su espléndida figura, de sus joyas, de sus ricos vestidos y de su sedosa y larga cabellera. Pasaba largas horas mirándose al espejo o viendo reflejado su rostro en las claras aguas… del río que lleva su nombre, mientras se peinaba y volvía a peinar los largos cabellos que eran su orgullo.
Su reino fue eje de sangrientas guerras de conquistas; a Oshún no le quedó más remedio que huir y abandonarlo todo. A partir de ese momento, grande fue su pobreza y mayor aún los trabajos que pasó. De sus magníficos sólo le quedó uno que de tanto lavarlo y volverlo a lavar en las aguas amarillas del río, tomó ese color; tuvo que vender sus joyas para poder comer; y para colmo, del sufrimiento se le cayó el pelo. Oshún, la bella entre las bellas, se vio de golpe sola, pobre, esclava y en la peor miseria.
Pero Oshún no estaba sola. Como todos los ríos desembocan en el mar y en su fondo vive la hermana mayor de Oshún, Yemayá, la dueña de todas las riquezas del mundo y la persona que más amaba a Oshún sobre la tierra, hasta ella llegaron las lágrimas y quejas de su hermana, arrastradas por el río. Rauda partió Yemayá a tratar de remediar la situación y cuál no sería su sorpresa al encontrar a su querida hermana destruida material y espiritualmente.

Así le dijo Yemayá a su querida hermana Oshún, mientras, que con lágrimas en los ojos, se cortaba, en sacrificio, su frondosa cabellera. Desde ese día Oshún defiende siempre a las hijas de Yemayá y Yemayá a las de Oshún. Esa es la causa por la cual ni las hijas de Yemayá, ni las de Oshún deben cortarse mucho el cabello.
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